Los fieles participaron de manera masiva de la celebración litúrgica en honor a Nuestra Señora de la Merced, renovando de esa manera una manifestación de fe que tiene más de 300 años de historia, por consagrarse patrona de la ciudad y generala del ejército. El acto central se desarrolló en la tarde de ayer en la explanada de la parroquia que lleva su nombre, ubicada justo enfrente de la plaza 25 de Mayo.
Tras una procesión por las calles aledañas, el arzobispo de Corrientes Andrés Stanovnik, presidió la homilía en la que evocó los hechos históricos que coronaron a Nuestra Señora de la Merced como patrona de la ciudad, instó a permanecer fieles a las raíces cristianas, y además advirtió acerca del riesgo de los “fundamentalismos que clausuran el diálogo y una grieta fatal”.
Debajo del escenario, una multitud escuchaba con atención el mensaje de monseñor Stanovnik: en primera fila se encontraban sentadas las autoridades gubernamentales, municipales y candidatos; en tanto que en los costados se ubicaron los referentes de las fuerzas armadas; y detrás el público en general.
Durante la bienvenida, el obispo tuvo en cuenta a cada uno de los presentes a quienes saludó con un tono de calidez y amabilidad. Además, sin olvidar que la provincia se encuentra a solo días de las elecciones gubernamentales, remarcó la presencia de los candidatos indicando: “Se encuentran en plena campaña, eso es bueno” e inmediatamente apuntó que “la campaña es una escuela para la ciudadanía, de ella todos aprendemos”.
Grieta
En medio del mensaje de paz, el arzobispo de Corrientes habló de los desafíos actuales de progreso, entre los cuales enumeró: “La capacidad de permanecer fieles a nuestras raíces cristianas, e incorporar todo lo que es bueno para el hombre, sin miedos de abrirse y dialogar con todos aquellos que están dispuestos a convivir y enriquecerse mutuamente con sus diferencias”.
Durante la procesión se realizaron oraciones a favor de los más necesitados, y hubo un momento especial de súplica por la tierra y los que sufrieron las catástrofes naturales.
La palabra diferencia resonó nuevamente, cuando habló de los peligros de la división. “El riesgo está en los fundamentalismos que clausuran el diálogo, y provocan esa grieta fatal que tiene su correlato trágico en la historia de Caín y Abel, en la que Dios descarga la tremenda pregunta que pesa sobre nuestra conciencia: ‘¿Dónde está tu hermano?’ La verdadera identidad y misión de todo hombre, está en la capacidad de dar respuesta a esa pregunta”, expresó con una interrogación retórica que abrió paso hacia un breve momento de reflexión.
Seguidamente alertó acerca de las denominadas “fuerzas del mal”, sobre las cuales monseñor ejemplificó: “Cuando recurrimos a la violencia física, moral o psicológica para resolver conflictos; disfrazamos la mentira y el engaño con apariencia de verdad; nos hacemos de los bienes ajenos, sean personales o del estado, para asegurar la propia vida; despreciamos la fidelidad, la perseverancia, y el respeto en los vínculos de la pareja”.
Entre líneas, Stanovnik instó a los presentes a mantenerse alejados de los conflictos, la mentira, y el robo (de bienes personales o del estado). Como contraparte, detalló los puntos esenciales para el progreso, tales como “la tolerancia, el diálogo, el esfuerzo por encontrar caminos de verdad, de justicia, de reconciliación y de paz. Indispensables para que un pueblo incluya a todos sus ciudadanos, y progrese de tal modo que todos puedan beneficiarse, empezando por los más débiles y alejados de los bienes comunes”, destacó. Más de una vez remarcó que Dios está de parte de los humildes.
Historia
Durante la homilía, el tributo a la patrona de la ciudad fue enaltecido con datos que reforzaron la idea de que la devoción está arraigada a la misma historia de la ciudad. Al respecto, Stanovnik enseñó: “No habiendo transcurrido un siglo de la fundación de la ciudad, en 1660, Nuestra Señora de la Merced fue elegida patrona de la ciudad por voluntad del pueblo y de las autoridades civiles, elección que se ratificó sucesivamente en 1789 y en 1858; el Cabildo vuelve a jurarla en 1813 y luego en 1816.
Finalmente, cuando se cumplía el tricentenario de su primer juramento, la Legislatura Provincial sanciona la Ley por la cual reconoce a Nuestra Señora de la Merced “Patrona de la ciudad y sus contornos, quedando la obligación de este gobierno de celebrarla cada año solemnemente”.
Tras mencionar los detalles históricos resumió: “El patronazgo que ejerce María, bajo la tradicional advocación de La Merced, nos configura como un pueblo cristiano, que, en su diversa y enriquecida historia, no perdió nada de bueno y de valioso que le aportaron los diversos grupos humanos que la fueron conformando. Debemos proteger y desarrollar, revitalizando constantemente la práctica de nuestra vida cristiana. Encomendemos filialmente a Nuestra Señora de La Merced a nuestro pueblo y a sus gobernantes, y pidámosle que nos cuide y nos ayude a ser un pueblo creyente, fraterno y solidario con todos”. La ceremonia continuó entre canciones de alabanza y saludos.
El dato
Mientras el arzobispo Andrés Stanovnik presidía la homilía en uno de los costados, el mensaje se traducía en lenguaje de señas.