En una carta de dos páginas, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, optó por no responder si declaró o no la independencia, censuró la represión policial y pidió una reunión al presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.
En ella quiere establecer una "negociación sincera" con un plazo de "dos meses" para encontrar una salida a la crisis secesionista.
En una primera valoración, el gobierno de Mariano Rajoy consideró "no válida" por "falta de claridad" la respuesta de Puigdemont, según anticipó el ministro de Justicia, Rafael Catalá.
El artículo 155
Se espera de un momento a otro la posición formal del Palacio de La Moncloa. La opción sobre la mesa es una intervención de la autonomía catalana, en el marco del artículo 155 de la Constitución.
Se trata de una medida inédita y que provoca mucha incertidumbre. No es sencillo tomar el control de una autonomía y llamar a elecciones. Las connotaciones y eventuales derivaciones no son desdeñables
Las posiciones se tensan cada vez más. El consejero de Interior de Cataluña, Joaquim Form, anticipó que si la "oferta de diálogo no se atiende" el "próximo paso" será la declaración de la independencia de España.
Analistas consultados por LA NACION habían anticipado la estrategia de Puigdemont y la opción por no responder con claridad qué es lo que había ocurrido.
"Lo que hará Puigdemont será seguir mareando la perdiz. Seguir confundiendo", dijo a LA NACION el ex ministro socialista y uno de los principales conocedores de la crisis catalana, Josep Borrell.
En una mañana sumamente tensa, en forma paralela, comparecen hoy ante la Justicia nacional el jefe de los Mossos d` Esquadra, la policía regional catalana, junto a lideres soberanistas, acusados por "sedición".
Sin uniforme, el mayor Josep Lluis Trapero ingresó a media mañana en la sede de la Audiencia Nacional. No está claro si en la jornada de hoy el fiscal podría pedir alguna medida cautelar contra los acusados.