En el 118º aniversario de la Coronación Pontificia de la Virgen de Itatí, al igual que en cada una de las misas que ofició en los últimos tiempos, el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik hizo hincapié ayer en la defensa de “las dos vidas”. Postura que adoptó la Iglesia ante el debate en el Congreso de la Nación para sancionar una ley que despenalizará el aborto. Un proyecto que ya obtuvo media sanción en Diputados y ahora se analiza, en comisión, en la Cámara de Senadores.

En el altar instalado afuera de la Basílica, a pocos metros de la puerta, monseñor a las 12.30 comenzó a presidir el oficio religioso.

Primero saludó a la multitud de feligreses que se congregó a participar de la conmemoración y a las distintas autoridades presentes, entre ellas, el vicegobernador Gustavo Canteros, el intendente Germán Fernández y el vice Mirno Bizarro. Asimismo, destacó la visita de sacerdotes de diferentes comunidades e hizo especial hincapié en uno que vino en moto desde Lomas de Zamora.

Luego, expresó su alegría por las buenas condiciones del tiempo.

En este contexto, contó que durante su regreso de la procesión náutica, un prefecturiano le comentó que cuando se encontraron en el río las dos embarcaciones con las respectivas imágenes, se abrió el cielo. “Que linda señal que nos da nuestra Madre. Agradecemos el buen tiempo”, afirmó Stanovnik. Expresión que fue aplaudida por la multitud.

Posteriormente, comenzó con su mensaje manifestando que “todos los años venimos a Itatí para abrirle el corazón a nuestra Madre con esa bellísima invocación: Tiernísima Madre de Dios y de los hombres”. Y en este punto hizo el primer paréntesis para hacer un breve comentario. “Los que tenemos más de cuatro o cinco décadas sobre nuestras espaldas, sabemos”, indicó el arzobispo, refiriéndose a la oración a la Virgen. Al mismo tiempo agregó pero “no sé si sus hijos y sus nietos” la saben.

“Es muy importante, aprender de memoria, porque eso significa que queda depositado definitivamente en nuestro corazón. De la memoria sale lo que hemos depositado dentro”, remarcó.

Tras lo cual prosiguió que “ante ella nos sentimos queridos, valorados y seguros. A ella recurrimos confiados, porque sabemos que escucha las súplicas de sus hijos. Con ella tenemos la certeza de que la misericordia de Dios nos abraza, perdona y renueva nuestras fuerzas para perseverar en el camino del bien”.

Madre

Luego, indicó que “el Evangelio que acabamos de escuchar nos relata una escena impresionante y sublime a la vez: María está de pie junto a la cruz en la que agoniza su hijo. No hay odio en su corazón, no hay sentimientos de venganza por lo que le han hecho a su hijo. Ella resiste y ama aún en medio del dolor. También su hijo Jesús resiste amorosamente la tremenda embestida del mal que se descargó sobre él. Tanto él, como su Madre, saben que el amor es más fuerte que el odio y que la muerte”.

Tras lo cual invitó a los feligreses a regresar a sus hogares “con el firme propósito de vivir una vida santa, esa que jamás negocia con la muerte de nadie y está dispuesta siempre a dar la suya para que el otro viva. Esa es la dinámica cristiana del amor. Eso es santidad. Y no al revés: quitarle la vida al otro para que yo viva”, indicó.

Santidad

Stanovnik posteriormente se refirió a la Santidad y en este contexto recordó la carta que escribió el papa Francisco. “Allí, se nos recuerda que Jesús explicó con toda sencillez qué es ser santos, y lo hizo cuando nos dejó las bienaventuranzas”, dijo e inmediatamente después abrió otro paréntesis para referirse (sin nombrarlo) a los dichos del asesor presidencial, Alejandro Rozitchner. (Ver recuadro).

Después de aquel comentario, retomó su mensaje afirmando que “ante esta maravillosa realidad podemos darnos cuenta y lo hemos dicho tantas veces durante la hermosa procesión que hicimos hoy. Podemos darnos cuenta cuánto ‘Vale toda vida’ y qué importante es ‘Salvar las dos vidas’”.

Sobre esto, acentuó: “Un verdadero cristiano, una verdadera cristiana, jamás estará de acuerdo en quitarle la vida a nadie, menos a un ser humano inocente, que no puede defenderse por sí mismo”.

“Por eso, los que creemos en Jesús y somos devotos de la Virgen de Itatí nos sumamos a todos aquellos que proponen debatir y aprobar programas que atiendan a la madre vulnerable, sobre todo a las embarazadas adolescentes, y a todas aquellas que padecieron un embarazo no deseado. Y decimos un no rotundo a los proyectos que proponen la muerte como si fuera la solución para la vida”, subrayó Stanovnik.

Chamigo

En otro párrafo de su mensaje, el arzobispo pidió: “No nos dejemos engañar cuando nos proponen que es bueno, saludable y verdadero eliminar a una criatura en el vientre de su madre. A nuestros padres y abuelos jamás se les habría ocurrido legalizar un acto así. Ellos, ante un embarazo inesperado y difícil para la mamá, lo primero que hacían era cuidarla a ella, estar cerca y acompañarla hasta dar a luz a la criatura. Y luego, si la mamá no podía criarlo, lo hacía la abuela, o una tía o algún pariente. Para ellos no había discusión: había que salvar las dos vidas”. Ante lo cual planteó: “¿Por qué hay tanta resistencia a rescatar las dos vidas y tanta obsesión por eliminar una y dañar irremediablemente a la otra?”.

En tanto advirtió que “por eso hay que andar con los ojos bien abiertos, chamigo, para ver dónde está el peligro; y al mismo tiempo, no hay que andar solo ni hacerle caso al que te viene con cuentos, haciéndote creer que podés ser feliz a corto plazo. Ni la mujer de tu prójimo, ni acabar con un embarazo ‘molesto’, ni la ‘plata dulce’, te van a hacer feliz”.

Y para concluir su homilía elevó una plegaria para “que María, tiernísima Madre de Dios y de los hombres, nos proteja a todos, e ilumine la mente de los legisladores y a los que nos gobiernan, para que sumen vidas y las cuiden a todas, especialmente a las más débiles e indefensas, como lo hace todo hombre y toda mujer bien nacidos”.