Ante los rumores que surgieron de la propia coalición oficialista, el Likud sostuvo que poner fin al gobierno -considerado como el más a la derecha de la historia de Israel- sería un “error histórico”.

El gobierno se hundió en una crisis desde que el ultranacionalista Avigdor Lieberman renunciara al ministerio de Defensa el miércoles pasado, al día siguiente de un alto el fuego alcanzado indirectamente por Israel con el movimiento islamista palestino Hamas y sus aliados en Gaza.

Netanyahu se reunió el viernes con uno de los pilares de su coalición, Naftali Bennet, ministro de Educación y líder del partido nacionalista religioso Hogar Judío, que reclama ahora el ministerio dejado vacante por Lieberman. El encuentro estuvo precedido por un ultimátum de este partido: o Bennet obtenía la deseada cartera de Defensa o se ponía punto y final a la coalición. Una fuente de la agrupación sostuvo que es necesario “celebrar elecciones lo antes posible”.

Netanyahu pretende “desplegar todos los esfuerzos” para preservar el gobierno y “no cometer el mismo error que en 1992, cuando cayó el gobierno de derecha, lo que llevó a la centroizquierda al poder y condujo a Oslo”, dijo una fuente de Likud, en referencia al acuerdo de Oslo sobre la autonomía palestina. “Por ahora”, Netanyahu asumirá las funciones de ministro de Defensa, de Relaciones Exteriores y de Sanidad, agregó.

La crisis comenzó con una fallida operación encubierta israelí a la Franja de Gaza el domingo pasado, ordenada por Lieberman, que dejó cuatro milicianos muertos. Esto provocó la reacción de los grupos palestinos, que lanzaron cerca de 500 cohetes sobre territorio israelí. El Ejército de Israel respondió con más de 160 ataques, con aviones y tanques, que dejaron otros 10 palestinos muertos.

Luego de dos días de cruces, Egipto auspició una tregua informal entre Israel y Hamas. Netanyahu evitó una guerra, pero atrajo fuertes críticas de los ultranacionalistas, que reclaman mano dura. Lieberman es uno de ellos. Renunció en protesta por la tregua, y acusó a Netanyahu de ser vacilante ante los palestinos.

La salida de Lieberman y la presión de Bennet, están haciendo crujir la coalición de gobierno. Este domingo se espera que haya un encuentro para determinar cómo salen del tembladeral. Pero el tema de adelantar las elecciones no es nuevo. Por el contrario, hace meses que sobrevuela esa posibilidad.

La perspectiva de gobernar con una mayoría estrecha y difícilmente manejable no le resulta atractivo a Netanyayu. Ni tampoco ofrecerle el trampolín para Defensa a Bennett, que no esconde sus ambiciones, y por el que siente una manifiesta aversión. Pero Netanyahu debe sopesar este riesgo con el de un contexto electoral desfavorable. El diario Israel Hayom conjetura que el primer ministro querría poner la mayor distancia posible entre los “hechos vergonzosos” de la semana pasada en Gaza y las elecciones.

El alto el fuego anunciado el martes en Gaza parece haber empañado su imagen de mejor garante de la seguridad de Israel, en especial entre los habitantes de la periferia de Gaza, entre los que hay muchos electores de Likud, y quienes reprochan al gobierno dejarles a merced de las próximas ráfagas pelestinas.

Varios cientos de ellos se manifestaron el jueves por la noche en Tel Aviv. Según un sondeo publicado en el diario Maariv, el 70% de los encuestados están descontentos con la respuesta de Netanyahu a los cientos de cohetes y obuses lanzados desde Gaza el lunes y el martes.

Por otra parte, miles de gazatíes se manifestaron de nuevo ayer a lo largo de la frontera, como cada viernes desde el 30 de marzo. En total, ya hubo 230 palestinos muertos en estos casi ocho meses. Del lado israelí, han muerto dos soldados.

Hamas dio muestras estos últimos meses de controlar la intensidad de la protesta, y esta nueva jornada ponía a prueba la frágil tregua instaurada el martes. Veintitrés palestinos resultaron heridos ayer por disparos, según el ministerio de Sanidad. Pero la violencia fue contenida y los manifestantes se mantuvieron en su mayoría a distancia de los soldados israelíes de la frontera.

Egipto, en tanto, sigue negociando con ambos bandos para tratar de lograr un alto el fuego que se extienda en el tiempo. Aunque siempre choca con los sectores más extremistas, tanto del sector palestino como del israelí.