En este 2019, el Gobierno provincial que encabeza Gustavo Valdés brindó señales claras a la opinión pública, de una voluntad política manifiesta de expandir la actividad de los principales perfiles productivos de la provincia. En concreto, no fueron muchas dentro de este período, pero sí marcadas, las gestiones para industrializar la madera y la carne, así como un pedido explícito para que el sector arrocero se encolumne también a esta oleada manufacturera.
Con 550 mil hectáreas de bosques cultivados, Corrientes es la jurisdicción con más potencial forestal del país, y este es un atractivo que prende rápido en el mundo de los inversionistas. Hecho que las autoridades provinciales aprovechan para exhibir en cada ronda de negocios que se lleva adelante en el exterior, en el país, o dentro de la misma provincia, como ocurrió semanas atrás con la visita de cerca de 30 embajadores con quienes se llevaron adelante 48 horas de mesas temáticas sobre los perfiles productivos de la provincia, con la intención de abrir la posibilidad de futuros negocios.
En síntesis, la generación de productos y subproductos a partir de la madera es un desafío que el Gobierno provincial tiene entre sus prioridades desde hace varios años y, atento a esto, Valdés viajó a Brasil a principios de este mes para visitar una planta procesadora de celulosa junto al intendente de Ituzaingó, Eduardo Burna, ya que esa es la zona en la cual se busca radicar este tipo de plantas fabriles.
“Hay grandes posibilidades de que se instale una pastera en la zona de Ituzaingó”, enfatizó Valdés tras el periplo por el Estado de Paraná (Brasil), donde “estuvimos viendo la Planta Klabin, que es una de las exportadoras de celulosa más grandes del mundo”, mencionó, y agregó que allí “se invirtieron tres mil millones de dólares en 24 meses, trabajaron 15 mil operarios para la construcción de la planta, generó mil puestos de trabajo y es una estructura similar a la que necesita la provincia de Corrientes”, por lo cual “estamos conversando, viendo si se consiguen las inversiones, proponiendo qué se necesita. Es posible instalar, procesar nuestra madera con un modelo como este”, resumió el Mandatario.
Según la información técnica que brindaron desde Casa de Gobierno, con posterioridad a la vista de Valdés a Klabin, “la misma se instalaría en terrenos que el Estado provincial cederá; se trata de los predios de una exforestadora que quebró hace más de 20 años”.
A su vez, informaron que “son 550 hectáreas que se utilizarían para la empresa, ese sería el lugar propicio para la instalación de una pastera de papel kraf o papel marrón”, en tanto que “también en ese predio se pretende construir un puerto para comercializar la producción maderera. Si bien se trata de un proyecto a largo plazo, la característica es de un puerto multicarga”, indicaron. “Existen muchas empresas interesadas en venir a Corrientes, tenemos que saber con claridad cuáles son las condiciones que necesitan”, comentó Valdés, “estamos conversando con empresas brasileñas, chinas; hay interesados irlandeses, chilenos”, agregó.
Por ello, el Gobernador comunicó que “estamos generando las condiciones que tienen que ver con la seguridad jurídica; recupero de IVA, inversiones conjuntas entre Nación y Provincia, con financiamientos internacionales, con bancos privados”, porque, a su entender, “hay que hacer una inversión muy grande y sabemos que la industrialización de la madera estos niveles (es una industria que mueve 500 camiones por día con una alta tecnología) va a generar que Corrientes esté a la cabeza del desarrollo industrial de Argentina en material forestal; estamos trabajando mucho para lograr estas inversiones para los correntinos”.
Entretanto, “nosotros proponemos la zona de Ituzaingó para la ubicación de la planta, ya que por su volumen, sabemos que tiene que estar sobre el río, porque es una vía barata para transportar la madera procesada, y necesitamos tener equidistancia con el bosque”, explicó, y añadió que “necesitamos industrializar este gran potencial, y seguiremos trabajando, buscando las inversiones”.
Fuente: Epoca