Cincuenta y un estudiantes secuestrados en un micro por un africano senegalés con ciudadanía italiana, fueron salvados milagrosamente por los carabineros en una ruta cercana a Milán, después de que el hombre incendió el vehículo. El senegalés era el chofer del ómnibus escolar y dijo que había decidido vengar a las víctimas africanas que atraviesan el Mediterráneo y mueren en los naufragios.
Oussenay Sy, de 47 años, fue acusado de secuestro de persona, masacre, incendio y resistencia, con el agravante de "finalidad de terrorismo".
Tras secuestrar el autobús el africano dijo a los estudiantes que se dirigía al aeropuerto de Linate y que “ninguno saldrá vivo”. A continuación ató a los colegiales a sus asientos y les quitó los celulares, pero uno de ellos pudo avisar a tiempo a sus padres, que llamaron a los carabineros.
Oussenay llevaba dos bidones de nafta, con los que regó los pasillos y los asientos del autobús, y mostró un encendedor a los estudiantes.
Los carabineros bloquearon la ruta y rompieron los vidrios traseros del ómnibus, por los que escaparon todos los estudiantes ilesos, mientras el vehículo comenzaba a incendiarse.
Oussenay Sy dijo en el primer interrogatorio que había meditado desde hacía tiempo realizar un episodio terrible en venganza "porque no podía más ver chicos comidos por tiburones en el Mediterráneo, mujeres embarazadas y hombres ahogados, que huían de África”.
El episodio ha conmovido a Italia, aumentando las polémicas y la hostilidad de mucha gente hacia los inmigrantes.
El ministro del Interior Matteo Salvini, a quien el senegalés acusó de ser el principal responsable de lo que ocurre con los inmigrantes que tratan de ingresar desde Africa a Italia por el Mediterráneo, dijo que se está estudiando quitarle la ciudadanía italiana que le fue otorgada a Oussenay en 2004.