Atalanta llegó a Turín con una marca que imponía respeto: desde que se reanudó el campeonato tras el largo parate por el coronavirus, ganó todos sus partidos. Pero más allá de eso, lo más importante que lleva el Atalanta a cada cancha que va es su estilo. Y a su manera impone condiciones, con el rival que sea. Lo dejó en claro desde el arranque del encuentro ante el líder y vigente campeón de Cristiano Ronaldo y compañía. En los primeros minutos el local parecía haber encontrado el antídoto para frenar a los de Bérgamo. La idea era presionar bien arriba e impedir así la postura siempre ofensiva del conjunto sensación en Europa que dirige Gian Piero Gasperini. Pero la idea de la Juve duró 5 minutos. Atalanta enseguida decodificó el trámite y empezó a llevar las riendas. Con sus dos atacantes que se mueven del medio hacia las puntas: Duvan Zapata, a la izquierda y Josip Ilicic a la derecha. Y con el Papu Gómez como cerebro de mitad de cancha hacia adelante. El 1-0 se cayó de maduro. Para ese entonces Juventus ya había sido neutralizado, estaba asfixiado, sin espacios. Y solo faltaba encontrar el hueco para quedar cara a cara con Wojciech Szczesny. Lo encontró el Papu, claro, con un pase preciso entre líneas para invitar a Duvan a abrir la cuenta con un remate seco. El juego de equipo se imponía ante la prepotencia individual. Aunque quedaba claro ante cada pincelada del local: Juventus no precisa ejercer superioridad para llegar al gol. Lo demostró Dybala, el mejor del puntero del Calcio en el primer tiempo, con un remate de volea que salió apenas desviado. Para el segundo tiempo Juventus reaccionó. Con los ingresos de Douglas Costa y Alex Sandro, el equipo de Maurizio Sarri empezó a dominar el juego. Y enseguida tuvo premio con una acción que generó polémica. Dybala otra vez fue el que se animó a probar desde afuera y su remate encontró el bloque de Marten de Roon. El defensor giró, corrió la cara y pegó los brazos al cuerpo para tapar el pelotazo. Y el balón impactó en su brazo derecho, ya encogido. El árbitro Piero Giacomelli no dudó, sancionó penal y no fue a chequear su decisión al VAR. Cristiano Ronaldo aprovechó y marcó el empate. Desde ahí se armó un partidazo, de ida y vuelta. Atalanta demostró que las variantes de nombres no cambian su estilo. Salieron Ilicic, Duvan Zapata y el Papu Gómez, pero quienes entraron Mario Pasalic, Luis Muriel y Ruslan Malinovsky revitalizaron al equipo. Con aire para volver a presionar e imponer su juego, Atalanta volvió a imponer condiciones. Superó el tramo del partido en el que Juventus con una corajeada de Cristiano Ronaldo casi da vuelta la historia y volvió a dominar con autoridad. Fue Malinovsky el que sacó un remate a lo CR7 y desató el festejo de la visita. Y parecía un merecido premio a la valentía, a la personalidad para no flaquear ni siquiera cuando merecían más de lo que marcaba el resultado. Pero se repitió el maleficio. Otra mano inocente en el área cambió el final del cuento. Muriel no pudo contener su acto reflejo, el juez señaló correctamente el punto del penal y otra vez Cristiano hizo lo suyo para el 2-2 final. Lo festeja Juventus porque no lo mereció y, principalmente porque el punto significa un pasito más rumbo al título. El equipo de Sarri tiene 76 puntos y le sacó seis a Lazio, su escolta, que a primer turno del sábado perdió como local 2-1 ante el Sassuolo. El equipo de Simone Inzaghi ganaba 1-0 y le metía presión a Juventus pero se lo dieron vuelta en el complemento con un gol de Francesco Caputo en el último minuto. En el otro partido de la jornada, Roma como visitante le ganó 3-0 al Brescia y se mantiene en la quinta colocación, en zona de acceso a la próxima Europa League.