Boca Unidos deambula por el Federal A, un torneo que si bien aún lo tiene en carrera por la clasificación, lo muestra fecha a fecha sin una identidad futbolística cuando ya se disputaron 14 jornadas. Los ojos hoy se posan sobre dos hombres de la casa, dos exjugadores que tomaron la posta de un proyecto que no armaron y del que incluso, en caso de Martín Fabro y en menor medida también de Leonardo Baroni, no fueron tenidos en cuenta. La temporada y la proyección a futuro en el comienzo de la temporada hablaban de aires de renovación, idea propuesta por aquellos días por el entrenador que arribaba y el flamante conductor del fútbol del Aurirrojo, Alfredo Grelak y Claudio Marini. Así se forjó este Boca Unidos, uno que se dio el lujo incluso de ponerle fin al vínculo de algunos jugadores importantes con Cristian Núñez o Rolando Ricardone. Los mayorcitos del club se fueron para, según el proyecto, darles lugar a los más chicos. Lo cierto es que como todo proyecto competitivo, necesitó de equilibrio y Boca Unidos salió al mercado a buscar jugadores, varios de ellos también mayorcitos. Así se fueron sumando nombres, algunos con más trayectorias que otros y algunos ignotos para el fútbol argentino por haber deambulado por el ascenso del mundo. Con esas herramientas se salió a disputar un torneo que demanda de jugadores empapados del propio torneo. Los resultados no fueron los esperados y tampoco los rendimientos de aquellos que llegaron para suplir a los históricos. Hoy Boca Unidos no encuentra identidad de juego, y tampoco deja en evidencia puntos altos entre aquellos que llegaron, y hasta por momentos parece extrañar en demasía a esos mismos históricos que bien podrían haberle dado un equilibrio justificado a los pibes que pedían lugar. Pasaron 14 fechas, cinco de la mano de la novel mano de Fabro y Baroni, y lo que viene parece complicado en un torneo que deja a la vista la paridad de mitad de tabla hacia abajo, donde el último puede en pocas fechas ingresar en la consideración. La segunda ronda del torneo está a la vuelta de la esquina y las obligaciones empiezan a pesar sobre la dupla y un proyecto que heredaron casi sin querer, y al que deberán darle forma para poder mantener el objetivo de clasificación y ascenso.