La nueva norma duplica el monto mínimo para este tipo de infracciones que establecía el artículo 64 de la ordenanza 2.081 y que tiene como objetivo reducir la contaminación acústica en la vía pública.
Su autor, Agustín Payes, reconoce que los ruidos molestos se han convertido en la infracción más denunciada por los vecinos que viven en la ciudad.

"Las estadísticas indican que son una de las infracciones más reiteradas y que más afectan a terceros", señala en el primer punto de los considerandos que dieron origen a esta nueva ley.
Dentro de las agresiones sonoras, la que más quejas genera es la de escuchar música a alto volumen y dentro de ella la que se emite de los autos estacionados es tanto o más grave que la del ruido domiciliario.

La 5.713 es la séptima ordenanza contra la violencia acústica que sanciona el Concejo Deliberante desde que se fundó la Asociación Unidos por el Silencio en enero de 2009. Al respecto, Jorge Echeverz, coordinador general de la organización, aclaró que "el ruido domiciliario sigue siendo el problema principal que afecta a la mayor cantidad de vecinos, igualmente esperamos que esta nueva ordenanza se aplique estrictamente, porque el potente sonido que sale de los enormes parlantes que algunos colocan en el baúl de los autos y al costado de las motos es excesivamente perturbador y perjudicial para la salud de quienes tienen que soportarlo, y puede provocar un accidente de tránsito al resto de los conductores debido a que les hace perder la concentración".