Ayer, luego de meses de debate, “Mameluco” Villalba se sentó frente a los jueces del Tribunal Oral Federal 3 mucho más serio y sin bombos en los alrededores. Tal vez sentía que el clima no estaba para festejos. Y tenía razón: lo encontraron culpable de ser organizador y financista de una banda narco y lo condenaron a 23 años de prisión. La sentencia se dividió en 13 años por el caso por el que estaba siendo juzgado (el tráfico de 30 kilos de marihuana), unificados con 12 años de una pena anterior que le habían dictado en 2004 por tráfico de cocaína.
En el mismo fallo, los jueces Lidia Soto, Elbio Soler y Germán Castelli lo declararon “reincidente”, lo que le impedirá pedir la libertad condicional. Una suerte similar corrieron los otros acusados del caso. Al hermano de “Mameluco”, Luis Alberto Villalba (53), y a su propio hijo, Iván Villalba (23), el tribunal les impuso una pena de seis años por comercio de estupefacientes. A Rafael Solalinde Arrúa le dieron seis años y medio y a Jorge Alberto Rodríguez, 9 años.
Ayer este último, en sus palabras finales ante los jueces, intentó cargar con toda la responsabilidad de los 30 kilos de marihuana que llevaron a su jefe tras las rejas. Pero no tuvo éxito. A “Mameluco” tampoco le dio resultado contratar a uno de los estudios legales más prestigiosos de la Argentina, el de los hermanos Cúneo Libarona.
Luego de la lectura del fallo –cuyos fundamentos se conocerán el 12 de noviembre–, el clan Villalba volvió en pleno al Complejo Penitenciario I de Ezeiza. Esto no será necesariamente un final para ellos: durante su causa anterior, que lo mantuvo preso entre 2001 y 2009, “Mameluco” demostró que las rejas no afectaban el aceitado mecanismo de su organización, que siguió funcionando aún con él detenido.