Viviana Canosa deslumbró con una producción hot
Viviana Canosa dejó de ser la colorada seria, pálida y apagada para convertirse en una mujer deseada por todos los hombres. Ahora, la conductora de Zapping, que debutó ayer, teñida de rubia, con esa sonrisa blanca que enceguece la mirada, explota toda la confianza que se tiene en su belleza, en su cuerpo.
En el último tiempo se conectó con la espiritualidad: Diksha, meditación, Yoga BKS Iyengar y masajes Tui Na. "Soy una mina común, con sus enojos y ataques de ira, como todo el mundo", contó la conductora en una entrevista que le brindó a la revista Gente. Sin embargo, asegura que "sobrevivirá al medio con su nueva versión".
Canosa se alejó de los medios durante un año y medio. "Ese tiempo en casa fue una gran cátedra de cómo debo manejarme. (...) Creo que ese fue un plan de Dios, y el amor de Martina mi entrenador. Hoy no siento que puedo con todos, siento que ya puedo conmigo. Me fortalecí, maduré, crecí. Tengo los pies seguros donde me instalé", confiesa.
Con Zapping, Canosa vuelve a América, el canal del que se fue peleada con Jorge Rial en 2002. El chimentero aseguró que "no iban a ser amigos". Y ella se alineó: "Amigos no vamos a ser. Pero siempre estoy abierta al diálogo. Iría a Intrusos. Éramos muy chicos, ahora estoy más conciliadora", reconoció.
Hace unas semanas, se casó con Alejandro Borensztein. Sobre eso, dijo: "Quería casarme, ansiaba la libreta en la que figurase el nombre de mi hija. Fue abrir otra etapa. Además, Julián —el hijo de Alejandro— se iba a vivir a Inglaterra y me tenía muy melancólica. Casarme fue legitimar el rol de la mujer de la familia, que ellos ya me lo hacían sentir. Y Ale, con su decisión, lo entendió muy bien".
El sexo es una de las cosas que más disfruta: "Jamás lo disfrute tanto como ahora. Redescubrí un sexo perfecto, que me fascina. (...) Con Alejandro no hacemos el amor: somos amor", concluyó.