Entre, sus dirigentes de confianza, sólo fueron confirmados Hernán Lombardi (Sistema Nacional de Medios Públicos) y Jorge Triaca (Trabajo). Pero ella no ahorra elogios para el Gabinete. “Es genial, distinto, plural, como nos gusta a nosotros”, dice a Clarín mientras pide té y galletitas con manteca y mermelada.

-En su discurso en la noche del triunfo buscó “tranquilizar a los humildes”. ¿Por qué?
-Me salió de adentro. Vengo recorriendo mucho las provincias, los pueblos, y veía que estaba toda la parte de alegría pero también pensé ‘cuántos en este momento estarán desesperados, llorando’. Les han metido tanto miedo. Hay todavía mucha gente que tiene miedo, les funcionó.

-¿Cuánto influye ese ambiente y la diferencia ajustada para la gobernabilidad?
-Depende muchísimo de cómo vayamos mostrando las decisiones, nuestros proyectos de pobreza cero, eso va a desbaratar los temores de mucha gente que votó a Scioli. Queremos ir a un gobierno desarrollista, incluir a todos los argentinos, no seguir dividiendo y tirotearnos entre el 50% y el otro 50%.

-Las propuestas incluyen rebajas de retenciones e impuestos y, al mismo tiempo, pobreza cero y obras. ¿Son compatibles?
-Hay un enorme desorden. Solamente lo que se calcula en corrupción es el 30% del presupuesto. Un montón de subsidios cruzados mal hechos, no los que van a las personas. Y lo principal es que hay una enorme confianza en expandir la economía.

-¿Cómo imagina la herencia de Boudou?
-Yo no tengo nada que me una a él, desde el punto de vista político, humano, nada, pero no creo que tenga problemas, que me vaya a cerrar la información. Y de última, como pienso hacer una auditoría externa y otra interna, me quedo tranquila. En cuanto a la planta, todos los que tengan vocación de trabajar, van a hacer falta. Ahora, el que es un ñoqui, se acabó.

-¿Cómo van a pasar los proyectos en el Senado, con holgada mayoría peronista?
-Nuestros proyectos no van a tener que ver con los beneficios para la clase política o al sistema de poder de turno, sino con mejorar la calidad de vida de la gente y no creo que se corra fácilmente de mirar lo que pasa en el Congreso. En las encuestas sale que la gente tiene conciencia de la dificultad que enfrentamos. Saben que nos dejan una bomba que hay que desarmar entre todos porque si no vuela todo por el aire’.

-En el caso de que Macri impulse algo que no esté de acuerdo, ¿lo apoyaría?
-No imagino llegando nunca ese punto. Estamos muy armados para trabajar en equipo, yo no voy a estar en el Senado esperando que me caigan las leyes, voy a ser parte del equipo de construcción de las leyes. Mauricio no va a trabajar como Cristina, con Zannini y Máximo. No va a tener una idea que sea sólo de él, ni yo una sola mía.

-¿Se imaginaba vicepresidenta antes del 25 de octubre?
-Sí. Empecé a hacer campaña hace dos años. Era impresionante el hartazgo y la voluntad de cambio.

-¿Cuánto le deben a la candidatura de Aníbal Fernández?
-Fue un factor entre tantos, con su imagen tan negativa. Y nosotros hicimos un montón para capitalizarlo.

“Dejame meterme en las villas”

Víctor Martínez, Eduardo Duhalde, Chacho Alvarez, Carlos Ruckauf, Daniel Scioli, Julio Cobos, Amado Boudou. Ante la pregunta sobre el estigma de los vicepresidentes –y el caso aparte de Isabel Perón, el antecedente como mujer- Michetti suspira y se extiende en la respuesta: “Mi idea es primero que los ciudadanos sepan que hay alguien que es vicepresidente, porque pareciera que es una institución que no le sirve a nadie. Colaborar con el Presidente, ayudarlo, y darle a la institución vicepresidencial más vuelo que conducir las sesiones del Senado. Tomar un rol en lo Ejecutivo”. Cuenta que ese rol ya se lo planteó a Macri: “Mirá, Mauricio, yo tengo una vocación desde los seis años, cuando ayudaba con la iglesia. Dejame meterme en las villas”. Buscará armar un equipo de urbanización y hábital social para moverse por todo el país: “Hay muchísimas villas en el interior, esa cosa de derrumbe, deterioro, suciedad. Tengo un equipo de expertos, que ganó premios (la fundación Suma) y un trabajo sobre todas las villas categorizadas en cuatro ítems. Son laburos que llevan años, pero alguien los tiene que empezar”. De ese modo, sostiene, la vicepresidencia tomará otro rol y quedará mejor expresada “la complementación masculina-femenina” de su fórmula con Macri: “Mauricio es el ingeniero, el que hace las obras, el que va a salir a la cancha a llenar de movimiento la economía. La contención es más femenina. Yo quiero recorrer los lugares más humildes y llevar la esperanza”.