"En cinco meses, este Gobierno destruyó lo que hicimos en 12 años". Durante el cara a cara de "dos horas" con el Papa, que la recibió en forma privada en la residencia de Santa Marta, Hebe de Bonafini arremetió hoy duramente contra el gobierno de Mauricio Macri.
Denunció la situación de "violencia institucional" que vive el país y le pidió ayuda al Papa para revertir las cosas para que la gente no deba volver a salir a asaltar los supermercados, como sucedió en 2001. Además, admitió que en el encuentro, que según ella duró dos horas -según otros cálculos, duró poco más de una hora-, le pidió disculpas por "haberse equivocado con él".
"Bergoglio creció cuando se transformó en Francisco, le dije que me disculpaba porque me había equivocado con él, porque cuando uno se equivoca lo tiene que reconocer y las madres reconocemos cuando nos equivocamos", contó en una conferencia de prensa que brindó después del encuentro, en el hotel de esta capital donde se aloja.
Más allá de la disculpa por errores pasados, la conferencia de prensa que concedió tras su encuentro con el Papa resultó un durísimo ataque al oficialismo.
"Estamos muy afligidos, quieren obligar al pueblo a lo que pasó en el 2001, a que salgamos a la calle a asaltar los supermercados. No le vine a contar fantasías al Papa, le vine a contar qué nos pasa. Fuimos un pueblo que fuimos felices durante 12 años y en cinco meses destruyeron todo", clamó.
"Ninguno de los planes de Cristina sigue adelante, todos los cortaron, no hay más planes para ayudar a mujeres embarazadas y niños. Cerraron comedores para los pobres.
No estamos dispuestos a quedarnos callados, no estamos dispuestos a quedarnos con los brazos bajos. De esto hablé con el Papa, le dije que lo necesitamos, que queríamos que venga, sus palabras pueden ser muy importantes. Santo Padre, usted impidió el bombardeo de la OTAN, lo que pasa en Argentina es más fácil, ojalá lo pueda parar", le dije.
Cómo fue el encuentro
Bonafini, de 87 años, se presentó en silla de ruedas en el Vaticano, donde llegó acompañada por Marta Cascales, la esposa del ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, su médica, Silvina, su secretaria, Sofía, el compañero López y personas de la asociación italiana Kabawil. Según la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, que fue la única vocera del encuentro -ya que desde el Vaticano no hubo comunicados de prensa-, éste duró dos horas. Bonafini estuvo entonces a solas con el Pontífice, que más tarde saludó a los demás componentes de la delegación.
"Él me escuchó con mucha atención las dos horas, muchas cosas me dijo que las sabía, otras no las sabía. Me dijo que tenía que venir este año, pero no puede venir. Me dijo que no me conocía así como le estaba hablando y fue muy cariñoso conmigo, me trató con mucho afecto", contó.
Bonafini, que le regaló al Papa un pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo y que a su vez recibió un rosario y un medallón con una Virgen y el niño Jesús de parte del Papa, se manifestó "conmovida" por el encuentro.
Pero no dejó de disparar munición gruesa contra el gobierno de Macri, que "miente", que aumentó brutalmente tarifas, que dejó a miles de personas sin trabajo y que a través de una "justicia corrupta quiere llevar a la cárcel a Cristina".
"Macri trae a la Casa de Gobierno brujos para exorcizarla de la maldad de Cristina", disparó Bonafini que, con retórica setentista, también acusó al oficialismo por el regreso de un inaceptable "capitalismo salvaje", que también preocupa en otros países de la región. "Los yankees vienen con todo", aseguró.
Ante preguntas, una y otra vez Bonafini aseguró que no había venido a hablarle de los desaparecidos o de las Madres de Plaza de Mayo, sino del sufrimiento actual del pueblo argentino, que no tiene trabajo. "Los trabajadores de hoy son los desaparecidos", sentenció.
Qué dijo el Papa antes del encuentro
Lo cierto es que, a falta de una versión de parte del Vaticano, en los últimos días, consciente de las polémicas que estallaron en la Argentina respecto del encuentro, el mismo Papa se encargó personalmente de ponerle el contexto al cara a cara con Bonafini.
"Parece que la piedra del escándalo es que yo reciba a la señora Bonafini. Sé bien quién es, pero mi obligación de pastor es la de comprender con mansedumbre", escribió Francisco en un correo electrónico a un amigo argentino, que prefirió conservar el anonimato. "Esta señora, desde la plaza (de Mayo), me insultó varias veces con artillería pesada pero a una mujer a quien le secuestraron los hijos y no sabe cómo y cuánto tiempo los torturaron, cuándo los mataron y dónde los enterraron, no le cierro la puerta. Lo que veo allí es el dolor de una madre. Si me usa o no me usa no es mi problema. Mi problema sería no tratarla con la mansedumbre de pastor", agregó, en el mensaje, al que accedió la agencia Télam.
El Papa le dijo algo muy parecido al sacerdote Fabián Báez, párroco de Villa Urquiza que saltó a la fama cuando el Papa lo invitó a subir al papamóvil. En un llamado telefónico que le hizo para darle el pésame por un familiar fallecido, preguntado por el tema, Francisco dijo: "Ante una madre a la que le mataron el hijo, me pongo de rodillas, no le pregunto nada".
En esa misma conversación, ante otra pregunta el Papa aclaró que nunca se enteró de la presencia de Margarita Barrientos en el Vaticano, hace tres años, cuando la dirigente social fue alejada de mal modo de la audiencia general, según salió a la luz ahora.
Lo mismo le dijo el Papa a su amigo judío, Luis Liberman, director de la Cátedra del Diálogo y de la Cultura del Encuentro, en otra conversación telefónica en la que, hablando de la titular de las Madres de Plaza de Mayo, aseguró: "Yo por Bonafini no tengo más que misericordia".
Allegados al Papa, por otro lado, destacaron como falsa la versión que indica que durante una toma de la catedral de parte de las Madres de Plaza de Mayo, a fines de los 90, se había utilizado al altar como baño. Esa vez, al contrario, Bergoglio ordenó que se abrieran los baños.
En noviembre de 2014, Francisco recibió en una audiencia privada a la presidenta de Abuela de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, junto a su nieto recuperado, Igancio Urban, y otros miembros de su familia. En esa ocasión, Carlotto admitió haber cometido un error al acusar en otra época a Bergoglio de haber sido cómplice de la dictadura. Por voluntad del Papa, el Vaticano decidió desclasificar los archivos que conserva sobre la dictadura, que están siendo reordenados.