Quien lo dice es la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires que, para junio, valuó en $ 19.899 los costos de una canasta de consumo media durante un mes. Son $ 663,30 por día, de acuerdo al informe de ese organismo oficial difundido hoy.

Con relación a diciembre, el valor de la canasta aumentó en $ 4.160, lo que representa un encarecimiento del 26% en apenas 6 meses. Y respecto de junio de 2015, el alza es del 44,7%.

La canasta de consumo porteña es moderada porque supone que la familia no tiene cobertura de salud privada (prepaga) ni auto, (utiliza el transporte público), los chicos asisten a la escuela pública y pagan un alquiler modesto de $ 3.723.

También es una canasta de consumo baja porque de los $ 19.899, el informe porteño calcula que el gas, la electricidad, el agua y el transporte público absorbieron el mes pasado $ 1.012. Un año atrás, sumaban $ 412. La diferencia representa un aumento del 145,6%. Y en salud, básicamente medicamentos, destinan $ 416,50, uno de los rubros con mayores incrementos en los precios (+47,5%).

El cálculo porteño marca que la canasta alimentaria insume casi el 35% del gasto mensual, por un total de $ 6.887. En alimentos, se destacaron las frutas y verduras que tuvieron en un año un alza del 62% y las carnes el 47%.

En tanto, si esa misma familia fuera propietaria de su vivienda, el costo de la canasta ascendería a $ 16.175 mensuales. Y sin hijos, también propietarios de la vivienda, a $ 9.243.

Esos valores contrastan con los magros ingresos de los porteños. Es que la misma Dirección porteña informó semanas atrás que, con datos del primer trimestre, la mitad de los porteños ocupados como empleados, asalariados, profesionales o cuentapropistas ganaba menos de $ 10.000. Aún admitiendo una mejora del 20% entre abril y junio, el grueso de los porteños con empleo apenas podrían cubrir el costo de esa canasta familia o directamente estarían muy lejos de llegar a fin de mes.

La alternativa para estas familias sería achicar el consumo pero en ese caso pasarían a ubicarse por debajo de la línea de pobreza que, para una familia tipo no propietaria de su vivienda, ronda los $ 16.000.

De la comparación entre los ingresos reales y los gastos necesarios de una canasta básica de consumo se infiere que la pobreza porteña continuó en aumento, en especial en el segmento de los informales ( no registrados) que representan una cuarta parte de los asalariados.