Esperanza, la ciudad que conserva el ritmo de un pueblo, no sale de la conmoción tras el femicidio de Nadia Schechner. Tenía 37 años. El sábado a las 16, en el pelotero que ella misma manejaba, le festejaba el cumpleaños a su hija de siete años. Ya sobre el final del festejo, en el que había muchos amiguitos de la cumpleañera y padres que se sumaban al festejo, su pareja, Adrián Biolatto (38), ingresó al interior del pelotero y con un cuchillo asesinó a Nadia de varios puntazos ante la mirada desconcertada de grandes y chicos. Luego intentó quitarse la vida en dos oportunidades, mediante cortes en diversas partes del cuerpo. Sufrió heridas de consideración, pero sobrevivió. Luego fue trasladado al Hospital José María Cullen, donde hasta anoche permanecía detenido con una guardia policial.

Nadia y Adrián tenían dos hijos. Uno de 12 y la menor de siete. Convivían desde hacía más de una década, aunque no estaban casados. “No se puede entender la saña con que mató a esta mujer que era muy querida en la ciudad. Todos las conocíamos a Nadia porque era una chica muy amable, de un corazón enorme”, retrató una vecina del lugar donde sucedió el dramático hecho.

Según pudo averiguar Clarín, no había antecedentes de denuncias por violencia de género en la pareja. “Es materia de investigación el contexto en el que sucedió este femicidio”, dijo una fuente policial.Al parecer, la pareja habría mantenido una fuerte discusión la noche previa al asesinato, que incluso vecinos de la pareja habrían escuchado. También circularon versiones sobre un grave problema en el círculo familiar, aunque las fuentes consultadas quiso confirmarlo.

El hecho que terminó con la muerte de la mujer ocurrió a las 16.10 del sábado, cuando la fiesta por el cumpleaños de la menor estaba terminando y afuera aún calentaba el sol. A esa hora, los padres ya habían retirado a varios de los chicos invitados. Pero lo que hasta ese momento había sido una hermosa jornada se transformó en otra, de terror.

El hombre de 38 años estacionó su auto Renault en la puerta del pelotero, ubicado en Calle De Los Colonizadores al 355, de la ciudad de Esperanza, ubicada a unos 40 kilómetros al oeste de la capital provincial.

Según testigos, ingresó completamente alterado al lugar, identificó a su pareja y le aplicó al menos cuatro puntazos fatales. Los padres y amigos de Nadia, que vieron la bestial escena corrieron a cerrarle la puerta al hombre para que no escapara (hasta le tiraron sillas para que se detuviera). Mientras tanto, éste se cortaba a sí mismo con el mismo cuchillo homicida. Luego salió corriendo y atravesó una puerta de vidrio para caer tendido en la calle en medio de un charco de sangre. “Habría estado bajo el efecto de estupefacientes”, dijo una fuente policial a Clarín.

El femicida fue trasladado a un centro de salud local y luego fue derivado al Hospital Cullen, en la capital santafesina, donde debió ser intervenido por las heridas.

Según pudo reconstruir este diario, en el pelotero al menos seis chicos fueron testigos presenciales de los hechos. Y tuvieron que ser retirados del lugar a través de una casa lindera, para evitar que vieran los rastros de sangre que había dejado el asesino en la calle.

“Se habían distanciado un tiempo pero luego volvieron a juntarse y parecían llevarse bien. No es cierto que tenía una orden de restricción ni mucho menos. Se llevaban bien. No sé qué demonio se le cruzó por la cabeza para hacer eso”, comentó una vecina que prefirió mantener el anonimato.

La Policía santafesina realizó los peritajes y tomó intervención la Fiscalía de Homicidios de Santa Fe, a cargo de la fiscal Cristina Ferraro. Estiman que en las próximas horas le imputarán al hombre los cargos por el femicidio. Mientras tanto, el cuerpo de la víctima permanecía hasta ayer en la morgue judicial.

La provincia de Santa Fe, luego de la de Buenos Aires, es el territorio donde más femicidios se producen por año. En 2015 fueron 43 las mujeres asesinadas, según el Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina.