Se trata de Belén González quien hace un tiempo conoció una institución de este tipo en sus vacaciones en Mar del Plata. Volvió a Corrientes y decidió cortarse 25 centímetros de pelo y enviarlos a la organización. Cómo su experiencia con chicos discapacitados incentivó su aporte a los pacientes con cáncer.
Belén González es psicóloga, tiene 25 años y trabaja en un instituto de chicos con discapacidad.
Hace un tiempo, en sus vacaciones en Mar del Plata, descubrió en la ciudad turística una asociación que recibe donaciones de cabello para la posterior confección de pelucas para pacientes oncológicos.
Si bien en Corrientes no existen fundaciones que realicen esta actividad, en el resto del país hay varios espacios que realizan esta tarea desde hace algunos años, como la asociación Lanitas de Luz en Mar del Plata, de la cual había oído Belén en su viaje de descanso.
Volvió a la provincia y la idea de donar pelo quedó resonando en su cabeza. Siempre le había gustado el cabello largo, pero le crece “muy lento”.
En ese momento, y luego de una espera que le valió dos años, lo tenía por debajo de la cintura.
La decisión era difícil. Pero el fin altruista pudo más que la vanidad: “Era tan noble la causa y como trabajo con chicos con discapacidad me sensibilizaba mucho el hecho de que esos nenes se pusieran tan felices por tener una peluca”, cuenta, recordando lo que la incentivó a tomar la decisión: “Junté coraje y me corté 25 centímetros de cabello”, lo que, como se imagina, significó un cambio total de look. “Fue re difícil (sic) pero a la vez me sentí muy feliz de poder hacer un bien a alguien”.
La donación de pelo, además de ser una actividad solidaria y con un fin humanitario, también significa un sostén económico para algunos pacientes.
Las pelucas tienen valores elevados y son inalcanzables para algunas personas que además deben costear medicamentos y estudios en el difícil proceso de su enfermedad.
Lejos de estar arrepentida de su decisión, Belén está esperando que su pelo crezca lo suficiente “para poder volver a donar”. Por más preciado que signifique para algunos, tanto mujeres como hombres pueden hacerlo y “colaborar en pequeñas cosas para que otro esté al menos un poquito mejor”.
Este es el camino para “lograr que el mundo se llene de amor”, sintetiza Belén.
Consultada sobre la razón por la cual en la Provincia no se avanzó en instalar una asociación de este tipo, cree que sucede, sobre todo, por desinformación de estas actividades: “Me parece que en Corrientes muchas personas no saben que existe ese tipo de actividades y fundaciones y por ahí lo ven como algo meramente económico”.
El desafío para que una idea así prospere quedará en manos de personas que deseen unirse con un fin voluntario y sin ánimos de lucro, a recibir donaciones y a aprender a tejer para confeccionar pelucas que significarán sonrisas para muchos. Belén ya adelantó que, de concretarse, estará en esas filas.
Sobre Lanitas de Luz:
Es una ONG que funciona en Mar del Plata desde el año 2012 donde trabajan alrededor de 20 voluntarios. Trabajan cooperativamente con la Cámara Empresarial de Peluqueros, Peinadores y Afines (Cemppya) quienes decidieron solidarizarse con el sueño de la ONG y “comenzó a formar a los voluntarios para enseñarles a tejer el cabello, tarea difícil, minuciosa y que lleva un tiempo considerable”.